Por estas razones me quedé prendada desde el primer momento de esta colección, puesto que no solo me recuerda a mi película favorita, sino porque (no sé si es causa o consecuencia) me encanta la manera de vestir de las mujeres en aquella época. Aunque fueran tapadas hasta las cejas puede verse cierto halo de elegancia incluso en los vestidos más austeros o sencillos, marcando la figura de la mujer y aportando un aire regio que ya no es fácil encontrar.
Quiero destacar de esta colección por encima de todo los abrigos, que se ciñen a la cintura y a los brazos y que tienen un largo extremo perfecto que completa el look de manera excepcional. Además, combina perfectamente con el largo de los vestidos, otro punto a favor, que es uno de los detalles que nos hacen viajar al siglo pasado.
Añadir también la botonadura de las chaquetas, las hombreras, las solapas y las botas y zapatos que calzan los looks; sin olvidar la falta de escotes y perfecta elección de los colores. Me estoy aficionando a los tonos pastel.
Por último mencionar que una de las cosas que hace especial esta colección es esa mezcla de lo antiguo, de lo que nos lleva un siglo atrás con lo actual, venido de la mano de los cortes geométricos que dan un tono desestructurado al outfit aunque al mismo tiempo le otorgan gran equilibrio. Y tener en cuenta que ese aire de las praderas de allá por el 1900 no se hubiera conseguido de no ser por los estampados y por mi siempre querido patchwork.
Thank you for reading.
Alba G.
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